sábado, 2 de febrero de 2019


Me encontraba paseando en las hermosas y famosas playas deMalibu, Los Ángeles, cuando descubrí que estaban filmando escenas de alguna película que, lo más seguro, ganará un Oscar de la Academia. Con la curiosidad de siempre, me senté bien cómodo a observar el panorama, mientras, muy disimuladamente, movía la cámara. Así estuve un rato hasta que vi que un hombre de vestido gris se separó de grupo y comenzó a caminar a hacia mí (últimos segundos de la grabación). rápidamente apagué la cámara y la escondí en la mochila. Solo entones, por el rabillo del ojo, vi a un guardia de seguridad, un hombre negro, bastante alto y con una enorme porra entre las manos, que sea balanzaba contra mi pobre humanidad. Logré escabullirme por unos matorrales hasta el edificio de servicios sanitarios públicos, mientras el guarda negrogritaba como un energúmeno: "You, mother fucker, I'am gonna break downyour damn balls!!!!!!, El otro guarda se sumó a la búsqueda y a la algarabía.Dentro del local, respiré profundo para apaciguar mis nervios, pues ya veía mis testículos hechos puré de papa. Me puse encima una chamarra color zapote brillante, para no llamar la atención. Me sumé a una pareja que corría despavorida de los dos guardas. Caminé un centenar de metros bajo del sol ardiente de invierno, con un sol radiante cuyos rayos penetraban como alfileres la piel.Hice un alto, levanté la cabeza para evaluar las condiciones de mi escapada.Grande fue mi sorpresa: la playa estaba repleta de carros policiales, en el aire, pululaban cuatro helicópteros de la guardia nacional costera de losEE.UU, y un pelotón de la infantería de la Marina del Servicio de Guardacostas,armados hasta los dientes, estaban ejecutando una vasta y mortífera operación rastrillo destruyendo todo a su paso. Mi instinto de supervivencia, puesto en práctica en diferentes escenarios de guerra, también como explorador en las selvas más inhóspitas del Amazonas y del continente africano, se puso a mi servicio.
https://youtu.be/guUJE2H8160